Disciplina: Actuamos de forma ordenada, cumpliendo siempre con las políticas y lineamientos establecidos en la organización, lo cual garantiza que logremos altos niveles de desempeño y nos hace merecedores de la confianza de todos los que se relacionan con nosotros.
Responsabilidad: Tomamos decisiones midiendo las posibles consecuencias antes de actuar, sin dar excusas ni culpar a los demás por los posibles errores que haya cometidos.
Compromiso: Nos sentimos parte de un equipo que ve cada objetivo logrado como un logro de cada uno de sus miembros, y en cuya ejecución han hecho todo el esfuerzo posible para cumplir lo acordado y dar un poco más.
Respeto: Somos capaces de relacionarnos con otros, comunicándonos de forma constructiva, entendiendo y aceptando sus opiniones, aunque no coincidan con las nuestras.
Integridad: Nuestro comportamiento es coherente con las promesas que hacemos, siendo honestos y transparentes y procurando la equidad y justicia en todo lo que hacemos.